jueves, 16 de abril de 2015

CHARLA CON MANOLILLO. "EL CONSUELO DE DON DANIEL". (2ª ENTREGA)


La conversación continúa con Manolo explicando el momento en el que se quedó a los mandos de la electricidad del Nazareno y la Santa Mujer Verónica.
"Me quedé en honor a mi padre pero dije que para seguir necesitaba un ayudante y éste fue Espejel".
La nueva nave es el nuevo punto y curioso escucha la ubicación en boca de mi tío. Divertido, pregunta que si es comprada para darse cuenta pronto de que la Hermandad nunca la ha conocido con tanto poder adquisitivo como para eso.

Un momento realmente emotivo es el que dedica a Don Daniel. Los rostros de Eloy y mío son la viva imagen de unas palabras que conmueven y que nos presentan la faceta más valiente de nuestro hermano.
"Yo conocí a Don Daniel en La Colegial. Estaba guardando mis cosas de la electricidad en la caja cuando llegó él y me preguntó si yo era el electricista de la Hermandad. Le contesté afirmativamente y empezamos a vernos con asiduidad en otros actos. Poco a poco fue creciendo una amistad. Cuando murió mi madre, lo hizo en Valencia, y yo no pude ir al estar con dolores aquí (fue el año pasado), imagínate. Don Daniel se portó muy bien conmigo y rezó un responso por ella y fue un gran consuelo para mí hablar con él y su compañía". Manolo se emociona pero rápidamente se centra en volver a hablar de las procesiones que ha tenido que vivir desde su balcón.

"Eloy, yo recuerdo años en que os he tenido que ver desde mi balcón cuando pasábais por la calle del Teatro y momentos en los que llovía mucho. Este año pude bajar a veros al Palenque pero te hice señas y no te diste cuenta". Mi tío le responde con una sonrisa que le disculpe y achaca no verle a la tensión de la procesión. Manolo sonríe divertido consciente de ello y Marisa acude para contarnos como su marido presumía en la procesión de su medalla de oro. Momento en que todos nos reímos con ganas al verle presumir de su medalla dorada bajo la complicidad de su amigo.

Vistas del balcón de Manolo.

La mujer nos trae a la memoria a un personaje mítico de nuestra cofradía como Dalia a quién agradece haberla ayudado a formar parte un año de la procesión.

Mi tío le pregunta a Manolo que si este año era la primera procesión que vivía y que él no recuerda haber visto nunca una procesión completa de Viernes Santo. Manolo no vacila en la respuesta y responde:
"Es la primera que he visto desde fuera". Esta respuesta da pie a un momento en el que se repasa la procesión de este año con miradas inevitables al pasado.

"¿Qué tal iba la procesión, Manolo?". "Muy bien cubierta por las madrinas iba la imagen del Nazareno y me alegro mucho de que entre este paso y la Verónica ya no haya el jaleo de gente que había antaño. Entre ambos solo debe ir la banda". 

Ambos se felicitan por esta mejora y Manolo no puede evitar seguir preguntando por algo que siente tanto como es su Hermandad. Mi tío le explica cómo Vitín es ahora el encargado de la electricidad a lo que Manolo responde conforme "Ése es muy bueno". Su mirada deja ver una clara muestra de que tiene cariño por Vitín como persona y está conforme con que sea su heredero. Eloy responde quién lleva la electricidad en cada paso y como la Esperanza este año llevaba luz por si acaso fallaban las velas. Manolo recuerda cómo Miguel le dijo que solo iría iluminada por velas dejando ver el cariño que le guarda.

Me pregunta por Rosa a la que recuerda cargando en la Verónica y el Nazareno y deja ver de nuevo el cariño que tiene a nuestra familia nazarena. Sus palabras de Miguel, Vitín o mi madre son pura ternura que refleja su mirada.

Marisa llega de nuevo a la sala para regalarnos un libro de la Divina Misericordia a mi tío y a mí. Deja ver su religiosidad y la de Manolo y lo comparte con un amor enternecedor. Agradecemos de corazón el libro.

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