Rosa, en el centro de la imagen.
Nombre: Rosa María García Delgado
¿Por qué soy Nazareno?: Porque siempre lo viví en casa. Mi padre lo vivía con una intensidad contagiosa y yo hacía la procesión detrás de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno desde pequeña y me hice hermana en el año 1981 cuando se dio luz verde a las mujeres.
¿Qué persona es la que más te acercó a tu sentimiento Nazareno?. Mi padre, pero poco a poco el propio Nazareno.
¿A qué te dedicas en la actualidad?: Ama de casa y a disfrutar de mis dos pasiones: mi nieto y la Hermandad.
Una gran pasión, fuera de Semana Santa: El bricolaje y disfrutar de mi familia.
¿Ser Nazareno qué es para ti?. Para mí ser Nazareno de Talavera era y es un orgullo. Cuando, durante 30 años, viví en Alcobendas lo llevaba por bandera. No podía separar Talavera de la Hermandad. Cuando hablaba con amigos y/o vecinos de otros pueblos mi Nazareno era el más guapo, el mejor, junto con Nuestra Santa Mujer Verónica. Hoy día vivo en Talavera pero sigo llevando lotería a la ciudad madrileña y contando a mis amigos la Semana Santa Nazarena.
Cuando se acercaban las fechas señaladas me entraba el gusanillo, cogía a mis hijos y el coche y rumbo a Talavera dando gracias a Dios por darnos salud para venir.
Cuando se incorporó la Esperanza me dio mucha alegría ya que siempre quise que hubiese una imagen portada por mujeres, algo que espero que se consiga algún día. Ahora vivo en Talavera y puedo dedicar más tiempo a la Hermandad. Para mí ser nazarena es un orgullo, un sentimiento que no se puede describir con palabras y solo se siente dentro, muy dentro.
¿A quién te encantaría inculcar la pasión Nazarena?. A mi nieto, pero a veces creo que todos deberíamos de parar un momento y pensar en qué es ser Hermano y Nazareno.
En la Hermandad, echo en falta: Que los hermanos se impliquen más en todos los actos como los triduos, las misas, convivencias, Rosarios...
Un Nazareno inolvidable para ti: Principalmente mi padre. Pero echo de menos los años de la Colegial, la unión que había entre todas las Hermandades, el bullicio de gente de todos preparando nuestros pasos, ayudándose entre sí.
Las personas mayores que pasaban a dar su opinión, los niños que venían a jugar y que hoy están en nuestra cofradía ya convertidos en padres. Echo de menos a Elia, Cándida, Pili, la señora Carmen y Dalia con sus calas para la Verónica, el señor Rafael, Vitorio, el señor Moisés (antiguo comisario de carga antes que mi padre) y que acompañó al Nazareno mientras la salud se lo permitió. Echo de menos a cargadores como Cuco, Dorado, Plaza, Benito el barrendero... A Manolillo y su padre, la campanera con su genio y a alguien entrañable como el señor Agustín siempre con las velas debajo del brazo para venderlas durante la procesión y un largo etc que hicieron posible que la Hermandad haya llegado hasta nuestros días.
Algún comentario: Todo lo que he contado anteriormente es un recuerdo al pasado. Los tiempos cambian y hay que ir avanzando y renovándonos pero sin olvidar a los hermanos mayores que son nuestra historia viva. También debemos cuidar a los jóvenes y niños, son el futuro.
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