jueves, 9 de abril de 2015

LEÓN Y UN "VIAJE" HASTA NAZARET CON UN "BILLETE" DE ORACIÓN CANTADA

Son las 23:30h del Viernes Santo y ya pesa la procesión tanto en los hombros como en las piernas. El parón en el Arco de San Pedro ha servido para que ambas partes del cuerpo se enfríen y cuesta volver a ponerse en marcha. El toque del capataz nos despierta de un letargo que ha durado casi 45 minutos y el cuerpo pide una cierta clemencia al volver a agacharse. Llegando a la plaza del reloj ya vislumbramos el encuentro pero toca parar para que nuestros hermanos coordinadores preparen todo. En ese momento, justo antes de parar, nuestro hermano León se marcha del paso para situarse junto a la óptica. Cuando Eloy da los toques de parar, se arranca una voz que supone un respiro para el cuerpo y, sobre todo, para el alma.








Una voz que nos lleva hasta Nazaret, que nos acerca hasta áquel fatídico día en que el Mejor de los Hombres fue crucificado. Un viaje en el que nos olvidamos de cansancio, parones y dolores para ver y sentir el dolor del Rey de los Humanos. En esos momentos no estamos en Talavera, estamos acompañando a Nuestro Padre al Calvario. Cuando la voz de León termina nos damos cuenta de que estamos, de nuevo, en la Ciudad Cerámica pero ya con la conciencia clara de que somos unos privilegiados que paseamos a Jesús por nuestras calles. Ya todo se ve de otra manera. Ahora se olvidan dolores y penas y se recobran energías. Debemos llegar hasta Santiago, previo paso por el encuentro, para dar Gloria a quién llevamos sobre nuestros hombros.

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