Ser cargador es un orgullo para todos aquellos que podemos disfrutar de semejante honor. Llevar a Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Mujer Verónica y Esperanza Nazarena por las calles de Talavera para que lleven a cabo su Bendición y Redención a los talaveranos es algo que podemos calificar como una de las ilusiones más grandes de nuestra vida.
Es una parte más del engranaje que logra que nuestros pasos salgan por tierras cerámicas que nos llena de una inmensa felicidad. Hoy me quiero centrar en aquellos que ya han pasado a la "reserva".
Este año hemos visto como a las "filas" de esta peculiar "reserva" se han incorporado muchos hermanos con los que tuve el honor de compartir las andas de Nuestro Padre Jesús Nazareno durante mis primeros años allí. Auténticos maestros que nunca se guardaron un consejo y que siempre tenían una sonrisa de bienvenida a los nuevos.
Este año se nos han marchado Colado, Paco, Rosa y, ha tenido que pasar un año en sus filas por razones médicas, Julio. El paso al lado es algo que han vivido con entereza porque la profesionalidad va por fuera pero con un nudo en el estómago que se acrecentó cuando se abrieron las puertas de Santiago. Sé que mi madre no pudo contener la emoción al igual que Julio porque pude verlos pero estoy seguro que Paco, bajo la fachada de hombre duro, y Colado vivieron la misma emoción.
Hablar con los cargadores más antiguos es un privilegio y una lección de la que se aprende y ver como sufren separarse de su paso es algo que sirve para confirmar lo que viven y sienten el honor de ser cargador. Todos tememos el momento en que nos tengamos que marchar a un lado y, más aún, nos sentimos egoístas pidiendo durante un año que nada nos separe de nuestras andas anheladas. Es duro afrontar la separación pero no hay nada más reconfortante que saber que Nuestro Padre estará a nuestro lado como lo ha estado de nuestros inolvidables compañeros.
Son un testimonio vivo de la Hermandad que debe seguir a nuestro lado para enseñarnos y aconsejarnos como hasta ahora. Se debe contar con ellos para todo, para las guardias, porque su lección de vida es algo impagable que acrecienta el sentimiento de Hermandad.
Estoy seguro que todos sabemos que nuestro momento de separarnos llegará y que, a lo mejor, Dios quiere que nos separemos de su paso antes de lo que nos gustaría. Debemos afrontar esta decisión con cariño, con sumisión y humildad sabiendo que es Nuestro Padre el que marcará nuestro camino. En esos momentos, tras la oración, nada mejor que el consejo y un consuelo de un "reservista" para asimilar la separación de nuestros pasos.
Gracias a todos los reservistas por vuestra lección de vida. Ojalá los respetemos y cuidemos como debemos para aprender de ellos. Testimonios que podemos aplicar a las diferentes funciones de Nuestra Hermandad.
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