Hace ya algunos años, hay que ser discretos, vino al mundo Sagrario en plena Semana Santa. Una fecha premonitoria que marcaría una relación que se mantiene con el tiempo con la visceralidad que solo las cosas, que de verdad importan, tienen.
Sagrario es la actual camarera mayor de un paso que cuida y venera con la entrega que la caracteriza y con un reloj que no marca los segundos a la hora de acudir cuando su Hermandad la reclama. Diestra costurera, y minuciosa cuando de su Hermandad se trata, siempre tiene su Cofradía en la mente en una Semana Santa que, para ella, dura todo el año.
A Sagrario la encanta hablar y es difícil no mantener una conversación con ella ya que siempre está dispuesta a compartir impresiones sobre lo que tanto siente y vive aunque a veces la pueda ese "mal-genio" que la caracteriza y hace especial. Se trata de un falso "mal-genio" que solo encierra una persona encantadora y que siempre está dispuesto a tender la mano a áquel que lo necesita.
Cada vez que su cofradía la reclama allí está y no duda en mostrar que todos y cada uno de los actos de ella son motivo de unión y tan importantes como el día más grande del año.
Sagrario es también mi tía protestona, la que se enfada pronto pero la que tiene un corazón de oro que hace que sea imposible no quererla. Es la madre de esos dos "artistas" que tiene por hijos y que viven y sienten la Hermandad con la entrega que les ha transmitido su madre. Es la mujer de un marido, Martín, que aguanta con infinita paciencia una casa que vive por y para su Hermandad.
No podría aquí contar todos y cada uno de los recuerdos que he vivido de la mano de esta geniuda mujer a la que adoro y las mil y una veces que he logrado sacar a relucir su divertido mal genio. Ella fue la mujer que me llevó a Santiago el día más importante de mi vida y que sé que vivió ese día con la felicidad de ver alegre a una persona a la que quieres.
Su mítico coche es el caballo de batalla de muchos piques que supera con humor y cariño de parte de su sobrino. Sé que ella ha recibido al pequeño milagro de Andrés con todo su cariño y su alegría y más al haber tenido que pasar por el mismo duro trance que vivió Beatriz antes. Por todo esto, es imposible no querer a una persona tan especial.
Tía, sabes lo mucho que te quiero, y todo lo bien que me lo paso contigo cada segundo que nos vemos. !!Muchas felicidades!!
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