sábado, 21 de febrero de 2015

ROSA, UNA ORACIÓN CANTADA EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

El Nazareno camina por Talavera al ritmo de su Banda de Cornetas y Tambores, con la cruz de guía al frente y la Santa Mujer Verónica y la Esperanza Nazarena velando por él en su camino por el Calvario. Esta noche el Calvario se vive en las Calles de Talavera ante el silencio cristiano de los asistentes y con el olor a cera que aroma el Viernes Santo.
Las calles más antiguas de Talavera se "mudan" hacia Tierra Santa y hacia la última procesión de Nuestro Padre. Es inevitable no viajar a esa tierra viendo al Nazareno llevar su cruz a hombros de nuestros costaleros. Talavera lo acompaña en su Calvario dándole el respeto y la oración que no recibió de la mayoría del pueblo en su viaje hacia la Cruz, en su viaje hacia el Cielo.
Los tambores suenan a dolor ante la injusticia que se va a cometer y El Nazareno entra en las Murallas. Tras bajar la Calle Carnicerías ya duelen las piernas y este tramo supone un duro reto que hay que superar. El Nazareno sigue caminando ante la devoción de los talaveranos cuando, de repente...

Se alza una voz preciosa, una voz familiar, una oración cantada salida del corazón que hace recobrar fuerzas a todos y pararnos a orar. Rosa, ha roto el redoble fúnebre y ha empezado a abrir su corazón a su Nazareno para rezar por Él, para acompañarlo hacia el Calvario, para pedirle perdón por la falta de amor que recibió en su camino hacia la Cruz, pidiéndole perdón por cada insulto o desprecio que recibió el Rey de los Hombres y orando, repito, orando.

Todos los que tenemos la fortuna de oírla nos olvidamos del cansancio y oramos con ella acompañándola con el corazón y con el alma uniéndonos a su perdón cantado con nuestro amor y dando gracias a Nuestro Padre por habernos permitido acompañarle y por habernos permitido volver a oir esta voz tan acogedora y familiar.

En la carga, su hijo Gregorio, y sus nietos, Alberto y Víctor, seguro que reciben ese empujón de vida que da el alma y la unión familiar y, tras acabar, el paso rompe en una ovación hacia Rosa, hacia su oración, hacia su perdón cantado.

La Banda vuelve a tocar y todos nos guardamos en el alma a Rosa que ya espera el paso de Nuestros Pasos para dar fuerza a La Verónica y a La Virgen con su perdón cantado y a los cargadores y penitentes un soplo de vida y fuerzas que nos llena el alma.

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