domingo, 15 de febrero de 2015

ME ENAMORÉ DE UN ANGELITO NAZARENO



Hace más de una década Dios puso en mi camino un ángel que se escondía tras una sonrisa que ocultaba un alma rota y desgarrada por el dolor pero decidida a luchar por dar la vida a los demás. Un ángel moreno, un ángel de mofletes prominentes y "enamorada" de su pelo que luchaba a diario por tapar el dolor de un viaje demasiado rápido hacia el cielo de su madre con el fin de que sus hermanos no sufrieran tanto dolor.
Un ángel al que tengo que pellizcar un moflete cada día porque todavía no me creo que sea de carne y hueso al igual que yo me tengo que pellizcar porque creo que a su lado estoy viviendo un sueño que no merezco y por el que tengo que dar gracias a Dios cada día.
Al lado de este ángel he podido vivir las dos caras que tiene la vida pero siempre teniendo claro que cada días es un regalo y que cada día que vemos oscuro es el preludio de un día en que Nuestro Padre volverá a dar luz a nuestra vida pese a que nos empeñemos en no verlo. Mi ángel ha tenido siempre claro que el dolor es algo que es para uno mismo y que si se comparte lo que estamos haciendo es preocupar a los demás y no ayudándolos, motivo por el que Dios nos ha dado el regalo de este mundo.
Es duro levantarse de un viaje demasiado pronto de una madre y más duro ver que dos de tus hijos que nacen en tus entrañas se van con su abuela tras solo dos meses en su interior y con el único abrazo del alma pero con el desgarro de no haberle podido cuidar en persona.
Pues mi ángel se ha rehecho de ello con ese par de narices que Dios manda a sus mejores soldados para que tiren de la infantería más cobarde que no tenemos la bendición de esa fortaleza. Sé que Nuestro Padre me la puso en el camino de la vida para dármela cada día con su amor y con su sentido real de la vida que me deja claro que el mayor premio es hacer feliz a los demás, por encima de uno mismo, y dormir con la conciencia tranquila de haber agradecido cada segundo de nuestra vida a Quién nos la dio.
Creo que Dios la tenía reservada el ser Nazarena en su alma y siempre he creído que me enamoré de una Nazarena aunque todavía no tuviera un carnet que lo atestiguara.
Las cualidades que tiene mi ángel las ha compartido con todos los Hermanos de Nuestra Querida Hermandad y ha dado ejemplo de como llegar a una cofradía dando amor sin pedir nada a cambio. Por sus venas corre sangre morada gracias a su entrega, a su dedicación y a su pasión por la defensa de los valores que forman Nuestra Cofradía.

Mi ángel es luchadora, fuerte y entregada gracias al poder que le da saberse en un regalo en el que el cielo es un premio que hay que ganarse cada segundo y siempre entregando su vida a los demás.

Cuando veo a mi ángel sé que estoy viendo a una Nazarena de los pies a la cabeza que ama su Hermandad, a sus amigos, a su familia y a todos los que la rodean con la entrega que debemos tener todos los que nos consideramos Nazarenos, Cristianos y Personas.

Mi ángel sabe que la quiero y que el angelito que Dios nos ha dado es el fruto de un amor peleado que nace cada día bajo la premisa de estar bendecida por Nuestro Padre Jesús Nazareno, La Mujer Verónica y La Esperanza, su Esperanza, a la que quiere con su alma y a la que siempre llevará en su corazón con las ganas con las que la llevó al cielo los años que tuvo la dicha de ser costalera (aunque costalero/a lo será siempre).

ME ENAMORÉ DE UN ÁNGEL NAZARENO. GRACIAS DIOS POR PONÉRMELA EN MI CAMINO Y EN EL DE NUESTRA HERMANDAD.

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