Ahora que me sobra un poquito de tiempo y desde aquí puedo contaros un poquito mi historia.
No todos nacemos nazarenos, yo no había visto una procesión de semana santa hasta que, conocí a mi marido Leandro. El primer año de casados fue su primer año de cargador, antes llevaba las horquillas (y seguro que la bota de vino) de la Santa Mujer Verónica, su primer año no pudo hacer estación de penitencia, porque diluviaba, pero salió tan orgulloso de la Colegial porque ya le habían cortado su capirucho, y a mi me empezó a picar el gusanillo, pero los niños (Yasuara y Josué) aún pequeños ocupaban todo mi tiempo y solo acudia el Viernes Santo a ver la procesión.
Cuando los niños fueron creciendo (hermanos desde su nacimiento y yo también me hice hermana) empecé a acompañar a Leandro a todos los preparativos, limpiar andas, vestir a la Santa Mujer Verónica, poner flores... todo visto desde la distancia sentada en un banco, ese gusanillo siguió creciendo un año tras otro, viendo y pudiendo poco a poco tocarla.
Hubo suerte y pidieron camareras, y ¡que ilusión! yo estaba entre ellas.
Mi primer año de camarera fue muy bonito, no fui solo camarera, sino también cargadora y fue muy pero que muy emocionante. Yo cargué otro año más, de todas las que portamos al hombro a la Santa Mujer Verónica, solo quedó Rosa Mari que ya se nos ha jubilado con un trabajo bien hecho.
Han sido años de todo: frio,calor,risa,llantos que también los hemos tenido, también dando las gracias a todas mis compañeras y en especial a Mar Celada (ella sabe el porqué).
Pero lo que yo quiero expresar es el sentimiento por esta señora tan pequeñita y guapa que mi marido (Leandro) nos ha inculcado a muchos, pero muchos que no voy a nombrar porque se me haría extenso.
Hablo como camarera, como cargadora, mujer de cargador, madre de cargador y ex músico nazareno y sobre todo como Nazarena.
No hace falta nacer nazarena, como bien he dicho en mis palabra anteriores, porque un Nazareno se hace...
Gracias a todos por prestarme atención y daros las gracias a todos por vuestras muestras de cariño y apoyo.
Especialmente a Leandro Pérez Gutiérrez por acercarme a la Hermandad.
Gracias a todos/as Hermanos/as.
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