El Domingo de Ramos del año 2007 sentí como la Hermandad del Nazareno estaba más unida que nunca. La verdad que sentí un orgullo especial cuando vi como todos los miembros de esta cofradía se lanzaron a ayudar a las valientes cargadoras que llevaban por primera vez a la Esperanza Nazarena por las calles de nuestra localidad.
Todos los que estábamos viendo la procesión acudimos a echar una mano como un resorte del que nadie recuerda cómo pero que todos recordamos que nos hizo ir a empujar con el aliento y con el alma a las valientes hermanas que sobrepusieron sus nervios con su orgullo y su esperanza.
La procesión se llenó de nazarenos vestidos de calle que alentaban a la valiente cuadrilla en su caminar hacia La Ermita cuando los nervios hicieron presencia. Todos aplaudimos, llevamos agua y alentamos a estas valientes en unos momentos en los que incluso gente se metió debajo del paso empujando en puro hierro con la única idea de ayudar. Cuando los nervios pasaron, de vuelta a casa, todos estábamos seguros que los nervios del principio habían sido superados por estas guerreras que tanto ejemplo nos dieron a todos. Todos aplaudimos orgullosos cuando entraron a la Ermita y más cuando llegaron a casa con el cansancio en el rostro pero satisfechas de un esfuerzo ejemplar.
Ese día sentí que la Hermandad dejaba atrás diferencias personales, ese día sentí que todos teníamos la única misión de dar aliento a nuestros hermanos y la cofradía estuvo más unida que nunca. Desde ese día hemos visto como toda la Hermandad sigue aplaudiendo orgullosa a su paso más joven cada vez que entra en Santiago y hemos visto en varias convivencias como el germen de aquel primer día hizo que los nuevos hermanos llegados a la Cofradía formaran parte de nuestra familia como si hubieran estado allí toda la vida.
Creo que ese espíritu es el que debemos recuperar para que la Cofradía vuelva a estar más unida que nunca, creo que es necesario echar atrás los errores cometidos y las diferencias personales y volver a darnos cuenta de que en los malos momentos siempre nos tendremos pero que es más urgente darnos cuenta de que es esencial que volvamos a estar unidos todos los días del año haciendo Hermandad y eso se hace con el roce diario y con las ganas de fortalecer a nuestra Cofradía por delante de orgullos y preferencias personales.
Estar juntos en todos nuestros actos, cuando nuestros pasos se revisten de flores y gloria, en los ensayos... Creo que esta unión es la base de que el espíritu del Domingo de Ramos vuelva y acabe con nuestros orgullos y perdone nuestros errores.
Creo que todos debemos recuperar el espíritu de ese mágico Domingo de Ramos y estamos a tiempo.
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