domingo, 15 de febrero de 2015

LA VERDADERA PATRIA ERES TÚ, NAZARENO.

Jesús, hoy me atrevo a escribirte sabiendo que no hace falta que lo plasme en un papel o en este modesto blog para que tu lo leas, pues Tú nos cuidas a todos y eres capaz de saber lo que mi alma siente y la de todo el mundo antes de que el corazón que mueve dicha alma empiece ni siquiera a imaginarse querer palpitar.
He detectado hace tiempo que tu mensaje universal se está convirtiendo en un asunto de patrias que está alejándonos del contenido de ese mensaje. Tus hijos hemos empezado a enarbolar banderas de cómo y dónde entender y honrar el cristianismo y, por ende, la Semana Santa.
Nos estamos atreviendo, con una osadía de pecadores, a decidir y deliberar cuál es la mejor manera de llevarte al cielo cada Semana Santa y cuál es la mejor manera de honrarte como tu mereces.
Hemos empezado a calificar y clasificar el sentimiento con una osadía que nos hace creernos responsables y protagonistas de tu Semana de Pasión con el egocentrismo de los pecadores, con el egocentrismo de los humanos.
Me duele el alma cuando oigo a la gente decir que te lleva por la Calle Mesones o a través de Campana atreviéndose a querer acercar una calle a la otra y con el descaro de sentirse capaces de decidir cuál es la mejor calle para llevarte y cuál es la mejor forma de llevarte al cielo acercando el sentimiento cristiano al pecado de la soberbia y al pecado del dinero.
Padre, cuando nos pregunten si somos cofrades debemos decir que  somos, ante todo, cristianos y después Nazarenos con el orgullo de saber que tenemos el privilegio de serlo y con la certeza de saber que ni la forma en la que te llevamos nosotros ni de la que te llevan en Sevilla o Zamora es la mejor. Eso, clasificar, sería deshonrar y matar el sentido de la Semana Santa y el sentido del Cristianismo.
Es hora de que nosotros veamos que quién te lleva a cuestas en el pueblo más perdido del mundo y el que te lleva en el trono más lujoso y reluciente lo hacen movidos por la misma fuerza del alma y de la pasión y que ninguna de esas formas es la correcta y que la verdaderamente real es aquella que nace del alma y no del bolsillo y de una interpretación subjetiva.
Muchas veces hemos querido creernos capaces de dictar cuál es la mejor forma de llevarte al cielo y hemos querido extrapolar la Semana Santa con más popularidad sin darnos cuenta de que la mejor forma no es la más popular ni tampoco la peor, la mejor forma es la que nace de tus dictados a nuestro corazón. Yo respeto Sevilla, Cervera, Guayaquil, Zamora y todos los sitios dónde te honran llevándote a hombros y a ruedas pero tengo claro que ni mi forma de llevarte es la mejor ni la forma en la que te llevan allí lo es, sólo sé que si nos creemos capaces de decidir cuál es la mejor estamos equivocando tu mensaje. Es hora de que veamos que la Calle Sierpes, La Campana, La Corredera, El Palenque o La Giralda son vías que representan tu Calvario, la verdadera calle que debemos recorrer cada día.

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