miércoles, 27 de mayo de 2015

CHARLA CON TERESA. LA FE NO DEJA LUGAR AL RENCOR. (2ª ENTREGA)




Apetece un repaso a la pareja que formó "los Plaza". "Me casé en 1963 en San Andrés. Nos íbamos a Córdoba porque Vicente tenía una obra allí y nos casamos el año antes porque ambos lo deseábamos. Vicente nació en 1964 y, cuando la obra se puso en marcha definitivamente, nos fuimos. Estuvimos allí un año. Después, con los muchachos ya mayores, estuvimos 3 años en Cádiz". Aunque la respuesta me la temo, es inevitable preguntar cómo eran los Viernes Santo lejos de Talavera:
"Esos Viernes Santo no volvíamos y lo pasábamos muy mal. Veíamos la procesión de Cádiz, en la iglesia de San Francisco, era bonito pero no era lo mismo. Lo nuestro era mucho más bonito."

La verdad es que si ya me tenía conquistado su forma de contar las cosas y la dulzura que desprende cada una de sus palabras ya me tiene conquistado. Un hecho me conmueve aún más. "Yo sigo rezando a mi Nazareno todos los días. No guardo rencor alguno por lo de mis hijos". El motivo por el que ahora reza es algo que me llega el alma y, deseo con todas mis fuerzas, que pronto se le cumpla. Quién reza con esa fe por un hijo, se merece todo. También me muestra su fe a San Judas y compartimos confidencias que deben quedar allí.

Volvemos a los Viernes Santo de locura. "Imagínate lo que era juntar a 9 personas más mis padres. Recuerdo que hacía croquetas, tortilla, potaje... Comían mucho jajajaja. Ahora cuando viene José a verme le digo "no pareces el mismo" jajajaja. Yo recuerdo que nunca me vestí para la procesión. Siempre iba de calle, con mi vela y mi medalla". "Los Viernes Santo volvíamos a Santiago al acabar la procesión y recuerdo como mis hijos siempre buscaban flores para llevar a J. Carlos". "Mis hijos y mi marido llegaban con los hombros desollados tras cargar. Les hacía aceite lavado (aceite removido hasta que se quedaba hecho una pasta, los aliviaba". 

Veo que recuerda cada cosa con precisión milimétrica, la precisión que da el cariño y los buenos recuerdos pese a que se ve ya con menos memoria de la que quisiera. Cada palabra destila ternura y la sorprende el volumen de lo que ya hemos hablado.

"Yo siempre me he llevado muy bien con todo el mundo. Con la gente de la Verónica también, Fermín siempre que me veía era muy cariñoso conmigo. Para mí la Verónica es igual que el Nazareno" 

El tiempo pasa irremisiblemente y da pena encarar la recta final de la conversación. Aún así, mañana repasaremos su situación actual y veremos la versión de una abuela que ya suena con tener un biznieto.

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