Delante de la cara de un toro se atrevió a soñar con la gloria vestido con un traje de luces. Tarde de faenas y obras sin terminar ya que un torero nunca crea su mejor obra. Fue capaz de exponer su vida buscando un sueño y lo hizo con la verdad de quién no teme perderla con tal de demostrar al mundo que no hay nada más importante que perseguir lo que con tanto anhelo se desea.
Recorrió plazas de esas que huelen a sangría, polvo, miedo y sueños rotos con la ilusión por muleta. Enfrentó cara a cara animales de los que llevan en sus pitones un anuncio funesto y en lugares en los que la gloria pesa más pero más cara sale, aquellos lugares dónde solo el alma se reconforta y dónde los triunfos no te abren más puertas que las de los sueños interiores.
La valentía que tuvo delante de la cara de un toro la tuvo para no dejarse llevar por el rencor de no alcanzar el triunfo de las plazas grandes ni el aplauso de los públicos que se sientan allí dónde más focos alumbran la faena y dónde los periodistas juegan a emperador romano determinando si subir o bajar el pulgar con su pluma.
Supo que la gloria la había alcanzado el día en el que se levantó de la cama y se atrevió a enfundarse el traje de torero para crear un sueño despierto y llenar al mundo de la magia de un trozo de tela movido por los sentimientos. Supo que el aplauso que reconforta no es el grande sino el que sale de la satisfacción de haberse atrevido a intentar lo que muchos no son capaces ni de imaginar.
Un día, se vio delante de la silla dónde esperaba su eterno chispeante y supo que ya le había llegado el momento de dejarle descansar pero el destino y el Dios de los toreros le reservaban el honor de llevar su nombre de torero más allá de los ruedos. Agradecido a una profesión que le hizo hombre honra cada día a este arte con su comportamiento en la vida y como padre transmitiendo los valores que encierra el toreo a todos los que le rodean. Ahora, con el miedo y el orgullo de torero ve como su hijo sigue sus pasos y lo hace sabiendo que el toreo es, ante todo, una forma de vida que parte de ser buena persona.
Hermano Vitín, si un día te atreviste a soñar la gloria, ¿cómo no vamos a sentirnos afortunados los que tenemos la suerte de tenerte cerca?. Te mereces todo y ojalá nuestros titulares te protejan y te cuiden.
Fdo. Un admirador
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