Tras una toma de contacto y el repaso a esta saga nazarena llega el momento de decirnos hasta pronto pero antes veremos cuál es su visión de la religión en la Hermandad y algunos apuntes más que nos reflejan la personalidad de estas dos grandes SEÑORAS.
"Me quiero jubilar de camarera. Yo no quería serlo pero me ofrecí por ayudar y aquí sigo. Este año me tuve que perder la procesión por mi operación de juanetes pero ya estoy mejor".
Mientras Carmen habla llega un sobrino que se casará pronto y todos somos testigos de cómo ambas son "abuelas" para toda su familia. Julia recuerda la poesía de su padre al día de su boda y logra que las lágrimas superen al sudor del calor infernal del local. Mis tías y madre la miran admiradas y yo, feliz, anoto en el cuaderno la grandeza de la suerte al conocer a personas como ellas.
"Mi hermano Benito va menos a la Hermandad porque se ha desmoralizado mucho de las cosas que ha visto en algunas Juntas". Carmen no quiere ahondar porque ella solo sabe ayudar y lo malo lo olvida pronto. Mira divertida mi cuaderno y sonriendo me dice "somos muchos jajaja. Con nosotros se podía escribir un libro".
"Si perteneces a una Hermandad debes estar concienciado de creer en algo. Respeto la libertad de cada uno pero no entiendo que entres en la Iglesia y no mires a los demás Santos. Eso es como ser cristiano pero no practicante. Estas carencias afectan a todos los órdenes de la Hermandad". "Es vergonzoso que no vayas a misa y te limites a ir solo a la procesión".
Mi tía recuerda cómo antes había solo una misa al año de Hermandad y Carmen señala que la falta de participación y asistencia es algo que debe cambiar cuanto antes. "Da vergüenza ver los pocos que acuden a los Triduos. Es una pena. Me gustaría ver más unión entre las diferentes imágenes de la Cofradía. Es triste que haya voces entre hermanos. Esto es algo que, aunque ha existido siempre, se ha acrecentado últimamente".
Mi hermana llega al local y hablan de su oficio común, la peluquería. Nuevas poesías de la boca de Julia nos divierten y enternecen para poner el punto final a un gozo como es escuchar a estas hermanas, cargadas de unos valores que todos deberíamos copiar e imitar. Qué bien iríamos todos en la cofradía y en la vida actuando como ellas.
"Para que veas como era mi padre. Una año se hizo una rifa en la Hermandad para sacar dinero de una máquina de coser. Vendimos muchísimas papeletas e imagínate lo bien que nos vendría pero mi padre no respiró hasta que vio que le tocó a otro porque no quería que le tocara a él por si la gente decía algo jajajaja. Le tocó a un familiar de la señora Carmen".
Esta anécdota me la contó por teléfono la misma noche. Esto nos deja claro que guardan más historias que, ojalá, pronto nos puedan contar.
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