martes, 2 de junio de 2015
CHARLA CON... JOSÉ LUIS ESPEJEL
Hoy en "Charlas con..." visitamos a un hermano que no deja indiferente a nadie, José Luis Espejel. Una persona con carácter pero a la que nadie podrá discutir lo mucho y bien que ha trabajado por Nuestra Hermandad. Un hermano de los que uno no puede olvidarse y que es historia viva de nuestra cofradía.
Llamé a José Luis unos días antes para concertar una cita. Lo noté amable pero con un cierto resentimiento o cansancio que no le había notado nunca. Aún así, se prestó a colaborar con el blog y el martes después nos citamos en la plaza de mi casa. Eran algo más de las 10 cuando el abuelo Espejel podía acudir a mi llamada y nos vimos. Mientras el pequeño Andrés se desperezaba esperando a su abuela José Luis vislumbró pronto que estaba ante otro miembro más de mi familia "Si es que sois todos iguales".
Cuando llegó mi madre se saludaron con la alegría de volver a verse tras un tiempo que ha sido demasiado largo. Andrés marchó con su abuela a su casa mientras José Luis y yo nos fuimos directos a la suya, justo delante de los Santos Mártires.
La charla fue diferente a las vividas hasta ese día pero con la autenticidad de una persona que se mostró tal y como yo siempre le recordé: con genio, recuerdos y amable con la persona con la que se encuentra a gusto.
Nos sentamos en un pequeño saloncito de su casa, un "museo" de recuerdos en el que repasamos una trayectoria vinculada a nuestra cofradía y a la Semana Santa de nuestra ciudad. Es inevitable reconocer que esta Semana Grande está muy unida a José Luis y viceversa.
"Comencé en la cofradía de la mano de Manolillo que necesitaba un ayudante para la electricidad. Me hice hermano de la mano de Pepe de las Heras y allí empezó todo". Un todo que es imposible de compilar en unas líneas pero que podríamos resumir en: electricidad de la Verónica, camarero de la Virgen, coordinador...
José Luis me presenta una batería de recuerdos de su época de cobrador de la cofradía "Me hice unas listas de hermanos mientras trabaja en la Campsa. Allí organizaba todo". Observo las listas y me doy cuenta de que tengo delante a una persona metódica y cuya cabeza no olvida nada de lo que ha pasado en su vida ni de quién por ella ha pasado, para bien y/o para mal.
Una vida preñada de recuerdos pasa por delante: medalla de los Alfareros, ayuda al Comercio, andas construídas para el Nazareno en la Campsa...
Es indudable de que estoy delante de una persona que tiene en su mente cada paso de la Semana Santa y las personas que la han formado. Ver un archivo de fotos, recortes e insignias tan bien organizadas es una ocasión para disfrutar. "Tu abuelo era una persona de mucho carácter pero tenía claro que cuando había que hacer algo por la Hermandad, él siempre estaba disponible". Yo lo recuerdo con cariño, con su genio, pero siempre amable y divertido con nosotros.
La mañana pasa y entre nosotros quedan confidencias que me guardaré para siempre. Confidencias que quedan en la cabeza y en el silencio de un bolígrafo que deliberadamente se niega a escribir. Cada minuto pasado le relaja y acabamos hablando con muy buen humor. Repasamos unas fotos que me regala con cariño y nos despedimos mandándome recuerdos para mi abuela.
Me marcho, con el calor empezando a vislumbrar el verano, con la satisfacción de haber pasado un buen rato y esperando verle pronto de nuevo por su cofradía, por nuestra cofradía.
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