jueves, 18 de junio de 2015
CHARLA CON DALIA (3ª ENTREGA). UNA VIDA NAZARENA Y FELIZ.
Tras repasar su vida personal y su llegada a la cofradía es el momento de repasar su vida en ella. Hoy conoceremos cómo vivía la Semana Santa nuestra hermana y las relaciones, personas y recuerdos de aquella época.
"Cuando yo llegué a la Hermandad estaban "Los Pichitas" y eran camareras Lola Márquez y Paca Corrochano aunque luego se quedaron las dos Márquez. Guardo mucho cariño de Vicente Carapeto y de Elia". Momento de preguntar por una mujer de carácter.
"Vivíamos puerta con puerta. Elia tenía mucho carácter y yo también y eso provocaba roces. Recuerdo que ella se quejaba de los faroles que llevaba la Verónica porque eran de boca ancha y me gustaba que las flores se movieran al ritmo de los cargadores. A ella no la gustaba y yo la dije que las pusiera ella si tan mal estaban".
"Cuando yo empecé el Nazareno salía con una peluca de pelo natural. Yo ofrecí el pelo de mi hija para ello. En la Verónica estaba Magán de capataz de título pero apenas iba por allí. Se ocupaban más Urbano primero y luego Rafael. También recuerdo después a Fermín".
"El Nazareno siempre ha salido de Santiago porque esta iglesia era la que tenía ese derecho. Dónde se guarda ahora el Nazareno había tres nichos dónde se guardaban el Santo Sepulcro en el centro y a los lados Verónica y Soledad, el Nazareno estaba en la capilla de Santiago".
Dalia no recuerda que nuestra Hermandad sacara un crucificado como Martín Corrochano nos contó en una charla pero sí recuerda otro crucificado que procesionaba los Viernes Santo en nuestra ciudad. "Era un Cristo muy grande que salía y entraba en San Francisco. Le cantaban, mal hecho: Ahí va el Cristo de los Ladrones, delante van los moros y detrás los Carriones. Fue quemado durante la Guerra".
Es inevitable pensar en la gran memoria de nuestra hermana y más aún no emocionarse al ver cada carantoña a su hija junto a la ternura que rezuma cada palabra de su hija Dalia. El cuadro es una delicia lleno de admiración y cariño.
"El Nazareno era la única hermandad que tenía banda. La Soledad salía y le esperaba en la fuente de Santiago dónde allí se hacía el encuentro. Estas cosas ahora se hacen en la plaza del reloj con la Verónica pero en aquella época era con La Soledad. También salía la Cruz de los Alfareros que llevaban un gallo poco lustroso. Yo decidí regalarles el gallo que tienen ahora que, por cierto, era uno que cantaba mucho y muy pesado, fue un alivio jejeje".
Repasamos otros momentos de nuestra Hermandad. "Había un piquillo entre Nazareno y Verónica tanto a nivel de cargadores como de camareras. Los cargadores protestaban mucho por la altura, por si tú agachas el hombro, por tu forma de andar... pero cuando salían a la calle se cuadraba y no se les volvía a sentir". Sonreímos con sinceridad en un ambiente muy familiar.
Mi tía le muestra como viste La Verónica en la actualidad y Dalia saca su sinceridad de siempre. Resalta lo feliz que ha sido en su época nazarena y me señala que la mejor anécdota es ésa, lo feliz que ha sido. Dalia le promete a su madre que si el año que viene Dios le da salud la llevará a Santiago a ver la procesión vestida. Es inevitable la emoción en ese momento al igual que al recordar a gente que para ella fue muy importante: Fermín, Vitorio, el señor Rafael, el señor Eloy, Elia, Manolillo, Sagrario... se la ilumina la cara a recordar a los niños del señor Rafael (sus nietos Gerardo y Cristóbal) con los que se emociona al saber la alegría de éstos al saber que ella estaba bien. Recuerda cómo mi familia salió a ayudarla cuando tuvo un accidente cerca de la casa familiar por la carretera Cervera sin olvidar resaltar el cariño que guarda hacia mi abuela. Tras ponernos al día nos despedimos de una ilusión, más bien un sueño, por fin cumplido. Dalia hija nos agradece la visita pero no podemos más que dárselas nosotros a ella por habernos dejado estos momentos inolvidables.
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