miércoles, 17 de junio de 2015

CHARLA CON DALIA (2ª ENTREGA) "LA FUERZA DE UNA PROMESA"



Tras conocer la personalidad de nuestra hermana Dalia es el momento de adentrarnos en su faceta nazarena. Digno de alabanza es ver cómo una mujer, por su hija, decide realizar una promesa que cumplió con fe.

"Empecé a salir con el Nazareno a los 3 años de morir mi marido. Yo había vivido cerca de Santiago y mi madre nos subía a la reja de la ventana para que viéramos pasar la procesión. Nos daba miedo jejeje. Me hice del Nazareno por mi hija, Francisca. Mi idea principal fue salir alumbrando al Nazareno pero al ver cómo iba La Verónica decidí que era mejor ayudarla a ella. Recuerdo que no iba precisamente bien vestida y yo doné La compré 8 faroles, el forro del manto y encargué dos pañuelos a Rafa (pintor de artesanía Talavera). Uno de ellos es el que lleva aquí La Verónica (me señala la foto que cuelga en su salón) y el otro no le quedó igual de bien. La Verónica llevaba lilas, celindas y yo decidí comprarle también las flores como promesa"

Dalia nos recuerda como nuestra protagonista amplió su promesa, siempre con Francisca en su mente "Siempre procesionaba con un número del que ella calzaba y lo cumplió hasta que los huesos la dejaron. Después empezó a procesionar descalza y luego de calle ya que a ella la dejaban hacerlo de calle por el problema que tenía con los bronquios". 

El momento más sorprendente de la tarde llega con la confesión de nuestra protagonista. "Yo nunca fui camarera. Decidí ayudar a la Verónica porque vi que lo necesitaba y por mi hija. No lo hacía por pedir nada a cambio. Nunca vestí a la Verónica". Su hija aclara "Ella no la vestía pero sí que decía  que había que cambiar tal o cual cosa y que sería bueno que vistiera de tal o cual manera. Además regaló unas pestañas postizas que ella tenía". 
"Toda la ropa se la cosimos entre Elia y yo y todo lo que di lo doné". 

Dalia nos pregunta por los faroles y por las andas que ella recuerda. "Las andas verdes las pintó Fermín y habían pertenecido antes al Nazareno. Por cierto, la Santa Mujer siempre fue a hombros pero El Nazareno tuvo años que fue sacado a ruedas, aunque duró poco porque decían que no quedaba bien".

"He sido muy feliz como nazarena. He llorado y he sentido mucho cuando tuve que dejar de hacer la procesión porque la he disfrutado mucho y todo por mi niña. Siempre deseaba que llegara el Viernes Santo y tenía pesadillas pensando que no había llevado las flores". 
"Esas flores las donó como promesa y lo estuvo haciendo hasta que la directiva le dijo que tenían dinero para pagarlo y dejara de hacerlo. Eran flores que compraba en el vivero de la Carretera de Calera y ahorraba todo el año para poder pagarlo".

Hace calor en un día tormentoso en la ciudad de la cerámica y Dalia está disfrutando. Su hija homónima la mira con ternura e ilusión y mi tía y yo seguimos asombrados de ver a nuestra hermana tal y cómo siempre la recordábamos con la alegría de ver la enorme lucidez de sus 92 años.

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