miércoles, 28 de enero de 2015
A MI MADRE, A LAS MADRES NAZARENAS
Hoy quiero hablar de Rosa Mari, Rosa María, Rosi, la hija del señor Eloy... es decir, de mi madre. Una persona especial que vive la Semana Santa con una ilusión y una pasión tan contagiosa que se expande allí por donde va. Mi madre no es de Talavera, ni española, ni ha sido tal o cual o cosa, mi madre es madre y después nazarena. Más de una vez, seguro, la hubiera encantado que en su DNI pusiera Nazarena pero la sangre "morada" es tan difícil de ocultar...
Si algo lleva con orgullo es su familia y su Hermandad, y ahora la vive con la pasión que la transmitió mi abuelo pero además acrecentada con años de separación, salvo los viernes santos, debido a que ante todo es madre y tuvimos que estar en Alcobendas.
Mi madre ha sido capaz de salirse de una procesión y ver como lo que tanto esperaba un año entero se quedaba convertido en acompañar a su hijo, a las puertas del ambulatorio de la Plaza del Pan, dentro de un coche porque se había puesto malo en plena procesión.
Mi madre innovó y nos compró a mi hermana y a mí unas velas eléctricas para que pudiéramos cuanto antes procesionar tal y como nuestros mayores. Todo ello siempre con una ilusión contagiosa y envidiable.
Mi madre es la persona que consolaba mis lágrimas cuando llegaba de Talavera el domingo de Resurrección y veía como se acababa una Semana Santa que tan bien vivida dolía ver terminar.
Mi madre es la persona que una y otra vez ha cosido mis túnicas, las ha planchado y ha cuidado hasta el más mínimo detalle para que pudiera procesionar, sin importarla recorrer cielo y tierra (mis pies tan grandes...).
Mi madre lloró cuando hace tres años pude salir del infierno y acabar la procesión que tuve tan complicada.
Pero mi madre no solo es mi madre para mí.
Mi madre fue capaz de darse el gusto de cargar más de diez años con su hijo, con sus hermanos y también con su sobrino. Fue quién buscaba cargar aunque fuera un segundo con el fin de desafiar a un mundo en el que las mujeres no tenían casi cabida.
Mi madre no se ha detenido ante nada y se ha puesto el mundo por entera con el coraje que da la fuerza que solo tienen las madres acompañada de la determinación de quién persigue y consigue un sueño tan deseado.
Mi madre está siempre dispuesta a ayudar a todo, a hacer todo lo que fuera posible, y a mostrar al mundo con orgullo que significa la palabra HERMANDAD.
Mi madre ha peleado contra un mundo machista en el que ya, gracias a Dios, son muchas las mujeres que cargan con el mismo afán, o quizás más, con nuestros pasos titulares. Qué bonito es ver a los pasos con mujeres y qué bonito fue el primer relevo femenino que alzó al cielo a la Santa Mujer Verónica.
Mi madre es mi madre, y con eso se diría todo pero mi madre lo es también, junto a mi abuela, de una familia que la quiere y que la adora. Lo es de cada uno de sus hermanos, de sus sobrinos y de todas las personas que están a su alrededor.
Ahora mi madre puede disfrutar de su Hermandad, de su familia, de su vida con el derecho que la da una vida entregada y lo hace sin mirarse, sin pensar en ella y solo pensando en dar todo lo que pueda y más a los demás.
Es precioso verla vivir la Semana Santa todo el año y ver la devoción con la que la miran sus hermanos, sus sobrinos, su familia. Ella es la "gallina" que acoge y cuida de cada uno de sus "pollitos" y se esfuerza una y otra vez en conservar ese vínculo familiar que tanto importaba a su padre.
Es un orgullo verla imaginar como va inculcar a su nieto su sentimiento nazareno y es un ejemplo de como vivir la Hermandad con todos, ofreciéndose la primera para todo, sin importar horarios, sin importar nada. Mi madre es una persona tan especial en mi vida que solo puedo tener palabras de eterno agradecimiento pero sé también que si todos viviéramos la Hermandad como la vive mi madre seguro que HERMANDAD cobraba más fuerza que nunca.
Mi madre es mi madre, que duda cabe, pero estoy seguro que este texto refleja a una generación que tiene a madres como la mía y que son el bastión de su Sentimiento Cofrade. ¿Acaso no has recordado lo que tu madre ha hecho por ti y por tu sentimiento nazareno?. Yo también he pensado en mi mujer, que seguro le inculcará a nuestro Andrés esta pasión
Seguro que cuando lees esto estarás pensando en tu madre y adaptando las mismas palabras que yo he dedicado a mi madre.A todas ellas, de corazón, GRACIAS. ¿No has visto a tu madre pelear en un mundo de hombres?, ¿no la has visto estar siempre dispuesta a todo por su Hermandad y por su familia?
¿No valdrían como ejemplo Cándida, Sagrario, Luisa, Milagros, Perla, Mari, Pili...? Todos sabemos que sí. Por ello, hoy más que nunca:
!!!GRACIAS A TODAS!!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario