sábado, 31 de enero de 2015

REYES, TUS HERMANOS NO TE OLVIDAMOS



Mañana empezamos los ensayos y lo hacemos con un vacío especialmente en la parte delantera de nuestro paso. Otro año más, nuestro hermano Reyes no estará presente pero su recuerdo seguirá presidiendo cada uno de nuestros pasos. Todavía, y creo que lo hará siempre, nos duele llegar y no verle con su eterna sonrisa y con sus ganas de hacer crecer el sentimiento de Hermandad.
Mil y un recuerdos, todos repletos de cariño, nos agolpan cuando nos ponemos debajo de nuestro paso y levantamos al cielo a Nuestro Padre, cada vez que nos levantamos nos acordamos de nuestro Hermano del que tenemos claro que nos sigue cuidando desde el cielo.
Podría ahora repasar cada uno de los momentos que pasamos con él, desde un accidentado corte cuando poner las flores se vivía como una fiesta, hasta sus mil bromas acerca de lo pequeñito que me estaba poniendo y lo poco que me alimentaba mi madre.
Si algo recordamos todos de nuestro Hermano es su infinita sonrisa, su cariñoso abrazo cada vez que terminábamos su procesión, sus ganas de disfrutar de su cofradía y su infinito amor hacia su familia, una gran familia.
Los que tuvimos la suerte de gozar del cariño de Reyes nunca lo olvidaremos y cada año nos seguimos y seguiremos acordando de él buscándolo en la parte delantera de nuestro paso para tapar una ausencia que nos duele en el alma. Pero Reyes nos dejó un regalo, un recuerdo de como vivir la Semana Santa, de como tratar siempre de disfrutar y nos dejó una familia cariñosa que ha seguido su legado. Ahora podemos cargar con su hijo, Óliver, y acordarnos de él con sus hermanas, con la alegría de Lucía y con el cariño luchador de su grandísima esposa.
Hoy, Hermano, he querido acordarme de ti en este texto pero sé que sabes que nos acordamos de ti a diario y tu hueco jamás podrá ser cubierto en nuestro paso. Nunca te agradecí lo suficiente como diste tanto cariño a mi mujer, como la recibiste como una parte de mí con todo tu cariño, tampoco puedo olvidar tu abrazo cuando despedimos a mi abuelo y lo feliz que era cada vez que te veía pues tenías el don de levantar el ánimo a todos los que contábamos con la bendición de tu amistad.

Desde el cielo, sé que nos estarás animando, y tus amigos nunca podremos olvidarte. Gracias Hermano, por darnos tanto.

viernes, 30 de enero de 2015

HOY NOS ABRE SU ÁLBUM DE HERMANDAD CRISTÓBAL

Ayer proponía que nuestros Hermanos compartieran su corazón nazareno con todos en forma de álbum de fotos. Cristóbal nos comparte dos fotos muy especiales para él. 

En la primera foto podemos ver el paso de Nuestra Mujer Verónica con su padre (a la derecha de la foto), su abuelo y su hermano (de los dos niños, el más pequeño).


En la segunda foto, podemos ver a La Mujer Verónica estrenando su paso nuevo.





jueves, 29 de enero de 2015

EL DIVINO CONSUELO CUANDO LLEGAMOS A SANTIAGO




Foto: photaki.com

Los sones de la Semana Santa llegan a su fin. El cansancio se refleja en los ojos de los cargadores, los cirios van apagando su vida mientras las calles se vuelven oscuras temiendo que su Señor ya se esté despidiendo de ellas hasta el año que viene.
La fuerza de mirar a quién llevamos a hombros nos hace empujar por encima de la lógica para acabar nuestro camino, la banda se coloca para entonar el hasta pronto y los penitentes buscan despedir a sus titulares con la satisfacción de haberlos iluminado durante horas y con la satisfacción de haberle devuelto un pedacito de todo un año de cuidados, acompañamiento y amor.
En ese momento los nervios ya se han ido y una creciente sensación de egoísta pena nos invade. Queremos llegar pero no queremos que se acabe nunca, queremos abrazar a nuestros compañeros y darles las gracias por haber podido sufrir y disfrutar con ellos un año más pero no queremos decirle adiós a nuestro Padre, a nuestra Madre y a nuestra Querida Mujer Verónica. Queremos ver a nuestra familia, abrazarlos, llorar con ellos de felicidad y orgullo, queremos tener un minuto a solas para darle las gracias a nuestros titulares por el milagro de haber estado con ellos por nuestras calles. Queremos abrazar a nuestros Hermanos pero no queremos que la procesión acabe nunca.
Qué diferente es ver la cruz de guía salir que entrar, qué diferente son los nervios con la plaza de los descalzos de fondo que con Santiago como meta, qué lejos parece...
Un vacío nos hace olvidar como arden nuestros pies, como chorrea nuestra túnica, las ganas de repararnos en nuestra ducha, las ganas de matar el cansancio. Un vacío de decir adiós, de pensar que en unas horas nos tendremos que volver a situar debajo de nuestros varales para bajarlo. Nos invade la sensación de que no es justo que le saquemos solo 6 horas, que su Gloria merecería iluminar Talavera cada minuto de nuestra vida.. Pensamos que en las horas en las que le llevamos hacia el cielo nada ni nadie nos va a hacer sentirnos mal, al contrario, tenemos la seguridad de estar en manos de nuestro Padre y de Nuestra Madre bajo la atenta mirada de Nuestra Querida Mujer Verónica.
Es en esos momentos en los que el orgullo de ser nazareno nos llena el alma, es capaz de romper un dolor lacerante y nos hace darnos cuenta que Ninguno nos abandonará en todo el año, nos hace darnos cuenta de que somos unos privilegiados por haberlos acercado aún más al cielo durante unas horas, nos hace darnos cuenta de que tenemos el deber de compartir lo que tenemos en nuestro corazón al igual que la bendición que es ser Hermano.
Es en ese momento en el que nos queda claro que tenemos que vivir la Semana Santa todo el año, que hemos vivido solo un sueño que no nos merecemos, que ahora debemos devolver a nuestro Padre todo lo que nos ha dado y sus cuidados. En ese momento recibimos en nuestro corazón el consuelo de alargar un año lo que hemos vivido durante horas. Es ese el consuelo, ¿o creéis que seríamos capaces sin él de dejar a nuestro paso en Santiago?, ¿no puede encontrarse solo ese consuelo en el Cielo?, queda claro que sí.


¿OS ANIMÁIS A SUBIR FOTOS DE LA HERMANDAD?




¿Os apetece subir algunas fotos que guardáis como un tesoro en casa relacionada con la Hermandad y compartirla?. Seguro que entre todos podremos montar un buen álbum de recuerdos de todos.
Si os animáis, me lo podéis decir por facebook o por donde más cómodo os resulte y construiremos este álbum.


miércoles, 28 de enero de 2015

A MI MADRE, A LAS MADRES NAZARENAS


Hoy quiero hablar de Rosa Mari, Rosa María, Rosi, la hija del señor Eloy... es decir, de mi madre. Una persona especial que vive la Semana Santa con una ilusión y una pasión tan contagiosa que se expande allí por donde va. Mi madre no es de Talavera, ni española, ni ha sido tal o cual o cosa, mi madre es madre y después nazarena. Más de una vez, seguro, la hubiera encantado que en su DNI pusiera Nazarena pero la sangre "morada" es tan difícil de ocultar...
Si algo lleva con orgullo es su familia y su Hermandad, y ahora la vive con la pasión que la transmitió mi abuelo pero además acrecentada con años de separación, salvo los viernes santos, debido a que ante todo es madre y tuvimos que estar en Alcobendas.
Mi madre ha sido capaz de salirse de una procesión y ver como lo que tanto esperaba un año entero se quedaba convertido en acompañar a su hijo, a las puertas del ambulatorio de la Plaza del Pan, dentro de un coche porque se había puesto malo en plena procesión.
Mi madre innovó y nos compró a mi hermana y a mí unas velas eléctricas para que pudiéramos cuanto antes procesionar tal y como nuestros mayores. Todo ello siempre con una ilusión contagiosa y envidiable.
Mi madre es la persona que consolaba mis lágrimas cuando llegaba de Talavera el domingo de Resurrección y veía como se acababa una Semana Santa que tan bien vivida dolía ver terminar.
Mi madre es la persona que una y otra vez ha cosido mis túnicas, las ha planchado y ha cuidado hasta el más mínimo detalle para que pudiera procesionar, sin importarla recorrer cielo y tierra (mis pies tan grandes...).
Mi madre lloró cuando hace tres años pude salir del infierno y acabar la procesión que tuve tan complicada.
Pero mi madre no solo es mi madre para mí.
Mi madre fue capaz de darse el gusto de cargar más de diez años con su hijo, con sus hermanos y también con su sobrino. Fue quién buscaba cargar aunque fuera un segundo con el fin de desafiar a un mundo en el que las mujeres no tenían casi cabida.
Mi madre no se ha detenido ante nada y se ha puesto el mundo por entera con el coraje que da la fuerza que solo tienen las madres acompañada de la determinación de quién persigue y consigue un sueño tan deseado.
Mi madre está siempre dispuesta a ayudar a todo, a hacer todo lo que fuera posible, y a mostrar al mundo con orgullo que significa la palabra HERMANDAD.
Mi madre ha peleado contra un mundo machista en el que ya, gracias a Dios, son muchas las mujeres que cargan con el mismo afán, o quizás más, con nuestros pasos titulares. Qué bonito es ver a los pasos con mujeres y qué bonito fue el primer relevo femenino que alzó al cielo a la Santa Mujer Verónica.
Mi madre es mi madre, y con eso se diría todo pero mi madre lo es también, junto a mi abuela, de una familia que la quiere y que la adora. Lo es de cada uno de sus hermanos, de sus sobrinos y de todas las personas que están a su alrededor.
Ahora mi madre puede disfrutar de su Hermandad, de su familia, de su vida con el derecho que la da una vida entregada y lo hace sin mirarse, sin pensar en ella y solo pensando en dar todo lo que pueda y más a los demás.
Es precioso verla vivir la Semana Santa todo el año y ver la devoción con la que la miran sus hermanos, sus sobrinos, su familia. Ella es la "gallina" que acoge y cuida de cada uno de sus "pollitos" y se esfuerza una y otra vez en conservar ese vínculo familiar que tanto importaba a su padre.

Es un orgullo verla imaginar como va inculcar a su nieto su sentimiento nazareno y es un ejemplo de como vivir la Hermandad con todos, ofreciéndose la primera para todo, sin importar horarios, sin importar nada. Mi madre es una persona tan especial en mi vida que solo puedo tener palabras de eterno agradecimiento pero sé también que si todos viviéramos la Hermandad como la vive mi madre seguro que HERMANDAD cobraba más fuerza que nunca.

Mi madre es mi madre, que duda cabe, pero estoy seguro que este texto refleja a una generación que tiene a madres como la mía y que son el bastión de su Sentimiento Cofrade. ¿Acaso no has recordado lo que tu madre ha hecho por ti y por tu sentimiento nazareno?. Yo también he pensado en mi mujer, que seguro le inculcará a nuestro Andrés esta pasión
Seguro que cuando lees esto estarás pensando en tu madre y adaptando las mismas palabras que yo he dedicado a mi madre.A todas ellas, de corazón, GRACIAS. ¿No has visto a tu madre pelear en un mundo de hombres?, ¿no la has visto estar siempre dispuesta a todo por su Hermandad y por su familia?
¿No valdrían como ejemplo Cándida, Sagrario, Luisa, Milagros, Perla, Mari, Pili...? Todos sabemos que sí. Por ello, hoy más que nunca:
!!!GRACIAS A TODAS!!!

martes, 27 de enero de 2015

LA GRAN FAMILIA DE LA VERÓNICA, LA GRAN FAMILIA DE LA HERMANDAD





Quedan pocos minutos para que la Colegial abra sus puertas y salga la Hermandad del Nazareno a la calle. Un año de preparación llega a su fin y los dos pasos de la Cofradía talaverana van a salir por su ciudad. Nervios, colocación de los capiruchos, comprobación de los ojos y últimas órdenes antes de salir a procesionar. Los cargadores se encomiendan a Nuestro Padre Jesús Nazareno y a la Santa Mujer Verónica y todos ya dejamos de mirar al cielo, es hora de salir.
Los consejos de mi abuelo Eloy están en mi mente y el estómago es el reflejo de muchas noches soñando en hacer realidad un sueño. Última mirada a mi madre, a mis tías y a mis tíos y esto va a empezar. El Señor Rafael mira a su querida Mujer Verónica antes de hacer un último repaso a sus cuadrillas que se relevarán para pasear a esta Valiente Mujer por la Ciudad de la Cerámica.

- El Nazareno ya ha salido, nos toca.
Todos a sus puestos y la Verónica se levanta. Mis piernas funcionan tan aceleradas como mis lágrimas y no sé si seré capaz de llegar hasta el final. De repente, justo delante de mí, Leandro se da la vuelta y me dice la frase que encabeza este post: - Tú tranquilo chaval. Nunca supe darle las gracias por ese ánimo que me hizo vivir toda la procesión con una tranquilidad que ni había soñado.

Cuando salí a la Plaza del Pan lloré de felicidad y de emoción, estaba cargando a la Santa Mujer Verónica. Nunca olvidaré aquella primera procesión de mi vida y todos los consejos que recibí de sus cargadores y del Señor Rafael. Ese día hice más mía que nunca a este querido paso de Nuestra Hermandad y a sus componentes miembros de mi segunda familia.

Todo salió bien y al llegar a la Colegial el dedo de mi abuelo esperaba el calor de mi hombro para ver si había cargado o no. Su mirada cómplice me hizo saber que estaba feliz y yo más todavía pues había cumplido mi sueño junto a grandes Hermanos.

Dudo que Leandro se acuerde de ese momento que tanto hizo por mí y que tanta tranquilidad me dio pero lo que no dudo es de la felicidad que me hizo sentir y del eterno agradecimiento que le tengo y tendré por siempre. Al igual que tampoco olvidaré las bromas de Julio, la ilusión de un joven Cristóbal, la tranquilidad de Santi y las ganas y entrega de sus camareras.

Años después he podido ver como Julio seguía con sus bromas acogedoras, Leandro seguía viviendo a su mujer Verónica con una devoción enternecedora junto a su hermano Santi, Cristóbal seguía compartiendo la carga con su hermano y las nuevas generaciones que se incorporaban. He podido ver como el mismo cariño que yo recibí era recibido por Samuel y luego por Jacob recibiendo las mismas bromas sobre esquiroles que yo recibí al empezar a cargar con Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Dios sabe que si me cambié fue por el componente emocional que tanto me ataba a Nuestro Padre Jesús Nazareno pero también sabe que siempre llevo y he llevado a la Mujer Verónica en mi corazón al igual que a ese grupo de cargadores que tanto me ayudó y tan bien me recibió.

Gracias, de corazón, Hermanos. Gracias abuelo por haberme enseñado que, pese a nuestro arraigo emocional a Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Santa Mujer Verónica era tan Grande al igual que su cuadrilla de costaleros.

Han pasado 15 años y esa familia sigue más unida que nunca. Cargadores de Nazareno y Mujer Verónica se siguen lanzando puyas sanas pero unidos haciendo crecer el sentimiento de Hermandad. Una familia nazarena en la que nunca faltan las risas, las puyas entre ambos pasos pero en la que tampoco faltan las ayudas entre camareras y cargadores, es decir, nunca falta el sentimiento de HERMANDAD.

Es esencial no olvidar que todos los que amamos a Nuestro Padre Jesús Nazareno lo hacemos también a la Santa Mujer Verónica con la única diferencia del arraigo emocional y familiar que hace que ellos sientan lo mismo con respecto a su Santa Mujer. Una cosa no quita la otra y siempre estaremos para ayudar en todo y para seguir enriqueciendo el significado de la palabra HERMANDAD.

La familia se ha ampliado y la Esperanza Nazarena ya es una parte más de nosotros. Una parte más de nuestra Hermandad y por la que sentimos la misma devoción que por nuestros dos pasos más longevos.

lunes, 26 de enero de 2015

PERO AL FINAL, HERMANOS



En todas las familias encuentras disputas cuya duración puede ser más o menos prolongada. Unas disputas dolorosas que van mellando al núcleo familiar y que nunca parecen tener fin. Unos conflictos en los que siempre gana el orgullo pero en las que todos perdemos.
No hace falta irse muy lejos para ver como familias se rompen por tonterías (el tiempo las descubre como tales) y solo se encuentra el remedio cuando ya es tarde y cuando una persona querida por ambos se va y, es entonces, cuando la vida te demuestra lo que te has equivocado.
Otras veces una de las dos partes en disputa sufre un accidente o un problema de salud que sí descubre como lo que de verdad importa no era el orgullo. Siempre acaba siendo tarde.
Pues hoy me voy a dirigir a la segunda familia que tenemos todos los Hermanos Cofrades y esa es nuestra querida Hermandad. Una familia que sufre junta, que ríe junta y que, por desgracia, demasiadas veces ha llorado junta. Una familia que ha visto irse a varios miembros antes de lo que hubiéramos podido soportar y cuyos hijos son el vivo retrato de quién se marchó pero al que nunca olvidaremos y de los que siempre seguiremos cuidando.
Pues bien, en esta familia, también hay disputas. Disputas que nacen de problemas personales, problemas laborales y que nunca sabemos cómo expresar. Son problemas que hacen ir a nuestros actos con predisposición al enfado, al alivio rápido pero que son el germen de enfrentamientos más duraderos de lo debido.
Otras veces, tampoco hay que dudarlo, nos vemos presos de nuestro orgullo y nuestro ego que nos come hasta no dejarnos ni respirar ni pensar con tranquilidad. Pues bien, en ambos casos, los problemas se solucionaría con un simple perdón y un abrazo.
Este domingo he podido comprobar como un malentendido puede resolverse con un perdón y un abrazo evitando una duradera disputa que nos va haciendo daño y que, al final, puede separarnos afectando a lo verdaderamente importante, La Hermandad. Gracias a Dios fuimos capaces de rectificar y poner fin a un malentendido que no puede afectar a una amistad de 30 años.
En este bonito caso, que deseaba compartir, deberíamos mirarnos todos y tratar de vencer nuestros egos por el bien de lo que de verdad importa que es, repito, La Hermandad. Pasarán los años y nos veremos diciendo adiós a nuestros hermanos, sonriendo y empujando juntos por nuestra pasión y eso nunca debería hacerse por la vía del rencor y sí por la vía del olvido y el perdón de un abrazo.
Desde aquí aprovecho para animar a que todos nos miremos en nuestro interior, borremos nuestro ego y apostemos por imitar a Quién fue capaz de perdonar a los que acabaron con su vida.

Queda claro que, pase lo que pase, al final todos somos hermanos.

sábado, 24 de enero de 2015

LO QUE SOLO TU MIRADA PUEDE SANAR.




Hoy me encuentro apagado, triste, en soledad. Una soledad en la que todas las personas tarde o temprano transitamos y en las que nos parece que nada ni nadie nos puede acompañar ni sacar de un estado tan doloroso.
Muchas veces la vida nos pone ante un dolor grande, ante una pérdida irreparable o ante una nimiedad que se nos hace un mundo al entrar en un bucle en el que nunca vemos la salida. Es en esos momentos en los que solo tu mirada puede sanar.
Hace varios años me encontré en un atasco en los estudios que me hacía llorar y llorar al no ver la salida. Fue imposible consolarse con el cariño de mis compañeros pese a que una y otra vez trataban de hacerme ver que todo tiene solución menos la muerte. Solo tu mirada acudió a mi auxilio, una mirada que nunca se me va de la mente y aparece reflejada en ese cuadro que con tanto cariño vigilaba la habitación de mis abuelos.
En ese momento no me di cuenta pero sí cuando mi madre, el jueves santo siguiente, me dijo que te diera un beso para cumplir lo prometido que era darte las gracias. Cuando te miré, se reprodujo la misma mirada que veía en el cuadro de mis abuelos y supe que solo tú habías logrado acompañarme en mi desierto.

El curso acabó y no supe o no quise ser agradecido contigo pero aún así quisiste volver a buscarme. Cuando entre en un infierno de una depresión que me fue reteniendo en casa solo pude salir con la ayuda de los que tú me mandaste para que te viera. No puedo olvidar a mi familia que vino varias veces a sacarme del pozo y tampoco a mis amigos del toro que esperaron incansablemente a que me recuperara.
Nunca entendí el motivo de que me mandaras aquel sufrimiento pero solo el paso del tiempo me ayudó a comprender que habías venido a buscarme. Habías venido a que te mirara y a que supiera darme cuenta de que tu ibas a estar siempre conmigo aunque yo no fuera capaz de darme cuenta.

Pude ver que tu mirada me había curado cuando te llevaste a dos de mis hijos hacia el cielo. Sí, mis hijos, porque tanto Bea como yo los quisimos con todo nuestro amor pese a que solo nos los dejaste dos meses en la tripita de su mamá. Supe que me estabas cuidando y que acompañaste a nuestros niños hacia el cielo y que allí los estás cuidando. Sé que en ese momento el dolor solo lo pudo sanar tu mirada.

Un año más tarde nos regalaste a Andrés, tan deseado y tan querido, un milagro al que vimos marcharse hacia ti cuando las noticias auguraban que la historia se iba a volver a repetir. Pero la mirada nuestra no es la tuya e hiciste que Andrés nos iluminara la vida.

Hoy, Padre, te pido que lo cuides a él, a mi mujer, y a mi familia y que nos hagas ver que tu mirada nos sigue vigilando y esperando para sanarnos.

viernes, 23 de enero de 2015

TU ÚLTIMA PROCESIÓN ABUELO

Foto de una de las procesiones con Nuestro Padre Jesús Nazareno. En el centro de la imagen, Eloy, mi abuelo.

Era tú última procesión, la última que todos tarde o temprano tendremos que recorrer. El frío mes de enero veía como una familia rota por el dolor despedía a su consejero, a su patriarca, a su maestro... junto a unos hermanos en la Cofradía que tanta vida te dio y a la que tanta vida diste.
Meses antes la lluvia se había presentado como un triste presagio evitando que Jesús Nazareno, tú Nazareno, saliera a la calle para bendecir a Talavera y para que tú pudieras decirle hasta pronto. Aún recuerdo como me consolaste al verme llorar como un niño en Santiago al comprobar que era cierto que las procesiones se podrían llegar a suspender.
Lloré como un niño, quizás como lo que era, y mis lágrimas acompañaban a la de tu familia como un oscuro mal augurio que se confirmó aquella triste mañana de enero que jamás podremos borrar de nuestra mente. Asomados al patio vimos como la lluvia que tú y nuestro hermano Luis anunciasteis con la voz de vuestra experiencia y la sapiencia tranquila de los que se aguantan el dolor por ayudar a los demás, había acabado con los sueños de este año.
El día después, más tranquilos, la Hermandad seguía rota por culpa de la lluvia pese a los esfuerzos de Don Mariano por hacernos olvidar un dolor tan lacerante como era el de quedarse a las puertas de pasear en su Gloria a los pasos de Nuestra Hermandad.
Meses después, los presagios se cumplían.
La carretera de Extremadura tenía una niebla de duelo que adelantaba un desenlace que no iba a ser el que todos esperábamos. Al llegar a Talavera desde Alcobendas pudimos comprobar que nuestros rezos y plegarias se quedaron convertidos en una despedida en vez de una recuperación.
Te fuiste rompiendo el corazón de los que te queríamos y te marchaste a ver a Nuestro Padre con un pedazo de nuestra vida pero con la seguridad de que nos acompañarías para siempre desde el cielo.
El día después, tras recibir el consuelo de nuestros Hermanos (quiénes hicieron ver que era una Hermandad más que nunca), iniciamos tú última procesión. Y lo hiciste revestido de tu túnica como si fueras a sacar por Talavera a Nuestro Padre pero a hombros de tus cargadores. Lágrimas, dolor y pena fueron tu acompañamiento en la procesión más triste de nuestra vida pero la primera en la que nos "dirigías" desde el cielo.
Seguro que pudiste ver como estábamos todos rotos la primera Semana Santa en la que el Málaga no nos llevaba a Santiago, en la que el potaje no venía cargado de consejos y la primera en la que no revisabas la lista para buscarme un hueco en la lista de tus cargadores. Aquel día lloramos como lo hacemos cada vez que nos ponemos delante de Nuestro Padre pero lo hicimos con la satisfacción de saber que nos acompañabas desde el cielo.
Abuelo, lo lograste, tu familia sigue unida como tu siempre quisiste y defendiendo tus valores con la certeza de tu compañía pero eso tú ya lo sabes. Esa familia de la carga se ha visto modificada por el tiempo y algún miembro de ella ya está "a tus órdenes" en la cuadrilla del cielo que seguro que se desplaza al son de los golpes enérgicos que tú dabas. Mucha de esa familia se sigue acordándote de ti y de esas mañanas de hermanamiento y felicidad revistiendo a Nuestro Padre.
También sabrás como nuevas generaciones de nietos viven la Semana Santa con tú misma ilusión y siento pena de que no hayan podido escuchar tus inolvidables lecciones sobre las calles, los compañeros y la fuerza de amar lo que se siente.Ya tienes un biznieto al que hablo de ti a diario con la ilusión de que me le cuides y le acompañes como lo has hecho conmigo.
Desde aquí quiero darte las gracias abuelo

EL COMIENZO DE UN CAMINO



Hoy no sé el motivo de abrir este blog. Quizás la proximidad de la Semana Santa hace que cada noche me marche imaginando como será la procesión ayude o simplemente sea una terapia frente a un insufrible paro que hace que la cabeza mande más de lo que debería en mi vida.
No tengo ninguna pretensión a la hora de iniciar esta andadura más que la de recordar los motivos por los que me hice Nazareno y compartirlos. Sí, compartirlos, sin saber si alguien lo leerá o si ni siquiera le interesará.
Tener la única "pretensión" de abrir mi alma hace que este blog nazca impregnado de un cariño que solo es capaz de ofrecer un corazón abierto. Ojalá sea capaz de convertir en letras tantos y tantos sentimientos que necesito recordar para no olvidar ya que la vida no siempre es un camino de rosas y necesito, como ya dije anteriormente, la terapia de abrir mi alma sin saber si alguien lo escuchara o lo leerá.
Espero ser capaz de avanzar en este blog con la compañía de Nuestro Padre Jesús Nazareno con la ilusión de escribir todo lo que mi alma necesita compartir.