Se hace el silencio, el Nazareno ya enfila la calle Mesones rumbo hacia su primera pasada por la plaza del reloj. Los ojos llorosos de los nazarenos y de la gente que acude acompaña a Nuestro Padre en su primera estación de su calvario por su Talavera. La banda acalla sus sones y prepara el himno dedicado a la Mujer Verónica. Los cargadores empiezan a soltarse los nervios cuando una voz rompe el silencio. Una cara inconfundible, una voz nazarena se alza al viento y los nervios de los que llevamos al Nazareno se hacen lágrimas: Rus rompe la tarde con su voz en un aliento de oración y vida a la persona más grande que albergó la tierra.
Esto es el relato que se repite cada año en nuestra ciudad y tú, querida hermana, eres la hija de esa voz que tanto nos ayuda y alienta cada Viernes Santo. Es difícil por tanto no haber salido nazarena cuando además tu tío es uno de los que lloran al oir a tu madre. Creo que el destino te ha marcado con la sangre morada porque has nacido en el seno de una gran familia que la lleva en la sangre y la transmite empezando por tu abuela. Conociendo a todo tu "ejército" morado y su corazón sé que crecerás orgullosa de tu Semana Santa y siendo una gran persona como lo son ellos. Hoy celebras tu cumpleaños y tu tío, querida Paula, ha querido compartir este día tan especial con todos tus hermanos. Espero y deseo que sigas los pasos de tu madre, tío y abuela y defiendas como ellos los valores nazarenos que nacen de una fe inquebrantable, una entera disposición y entrega pero sobre todo en el seno de un gran corazón. Que nuestros titulares te protejan y pronto, si Dios te llama por ese camino, seas tú la que también mires a nuestros titulares y rompas la noche con la voz.
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