Momento de recogimiento. Tras el Viernes Santo llega el diálogo con los que ya no están a través de una sentida oración. Es un instante reservado para rezar, para contar todo lo vivido la noche anterior y para pedir que el año que viene podamos volver.
Los cementerios se llenan de flores Nazarenas llevadas con el máximo cariño y respeto por hermanos que conservan una tradición de abuelos a nietos.
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