El gran "abuelo" de la familia.
Aquella noche España se jugaba entrar o no al mundial de Estados Unidos. Mi colección de cromos no avanzaba y soñaba con terminarla. Entre sueños desafiaba la prohibición de mi madre para ver el partido porque era tarde y al día siguiente tenía colegio. Tras el gol de Hierro bajé la guardia y me quedé dormido.
A la mañana siguiente, debajo de mi almohada, aparecieron unos sobres de cromos que me supieron a un milagro. Emocionado me levanté dispuesto a buscar el autor de aquello y solo la conciencia del tiempo me dejó claro que tenía que ver con el hombre que había entrado en la habitación para arroparme, mi padre.
Hoy, aquel recuerdo me viene a la mente mientras los cromos los compro yo para el pequeño de la casa, el mismo al que él ha cogido en sus rodillas para que le auxiliara en la ardua tarea de soplar las velas de su 67 cumpleaños.
El hombre que me llevó de su mano al fútbol, aquel que peleó contra el sueño cuando íbamos a los toros y, sobre todo, aquel que se mató porque sus hijos tuvieran la oportunidad que él nunca pudo tener.
Nunca he sido consciente de lo que aquel hombre me quiere y me ha querido. De todo su esfuerzo porque nunca me faltara de nada y por su alegría y apoyo en todos los momentos complicados de mi vida. Un hombre que, con una herida en su alma, ha sabido querer a los suyos como nadie pese a su aparente armadura que no hace más que intentar, sin éxito, esconder el gran corazón que atesora.
Papá, felicidades, gracias por aquel "milagro" que recuerdo cada día y que siempre hizo que para mí fueras un "mago". Seguro que tu nieto podrá disfrutar también del inmenso cariño que guardas en ti pese a que los oídos y el escudo de aquel dolor que recibiste no lo quieran permitir.
Desde el Rinconcito deseamos que nuestros Titulares te protejan y te guíen.
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